jueves, 9 de abril de 2009

La Casa del Aire: el acoso inmobiliario y la complicidad de las administraciones



Las intervenciones que las administraciones están desarrollando en el Albayzín están orientadas de cara al turismo en lugar de hacia l@s vecin@s, y al fomento de la iniciativa privada que abre las puertas a la especulación. Las principales consecuencias que se derivan de estas actuaciones son la expulsión de vecinos con menos recursos y la desestructuración social del barrio. Como ejemplo el de nuestra propia casa, propiedad de la inmobiliaria EDIVARA- VARASOL, en la que los inquilinos de toda la vida hemos sido objeto de múltiples presiones para abandonarla, todo ello con la complicidad y pasividad de las administraciones.


Ante este panorama, l@s vecin@s de la Casa del Aire (situada en el Bajo Albayzin), hemos decidido comenzar una campaña de denuncia de dichas actuaciones (PEPRI, financiación a grandes propietarios para rehabilitación…), bajo el lema “El Albayzín en venta”. Esta campaña pretende llamar la atención de los granadinos sobre la destrucción del carácter popular de este barrio y de la expulsión de su vecindad.






EL ALBAIZÍN ESTÁ EN VENTA
Razón: AYUNTAMIENTO Y JUNTA DE ANDALUCÍA


Tanto la Junta de Andalucía como el Ayuntamiento se llenan la boca hablando de sus políticas de rehabilitación del Albayzín y, sobre todo, de que uno de sus objetivos es mantener en el barrio a su vecindario. La realidad es que el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía se han empeñado en destruir el carácter popular de este tradicional barrio de Granada para reconvertirlo en negocio turístico.

Tras la declaración del barrio como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, se inyectó una enorme cantidad de dinero de la Unión Europea para su rehabilitación. Este dinero gestionado por las administraciones públicas ha servido de reclamo para atraer a inmobiliarias y grandes propietarios que comprando edificios en el barrio se aprovechan de estos fondos públicos para destruirlo y construir otro a su imagen, transformándolo en un parque temático, con casas nuevas y otros vecinos más ricos, donde los vecinos tradicionales y con pocos recursos ya no tienen lugar.

¿Cuál es el papel de las administraciones públicas en todo esto? Por un lado, el Ayuntamiento obliga a una inspección anual de casas con más de cincuenta años (ITE), pero hay propietarios que prefieren pagar la multa que les imponen por no pasarla antes de mantenerlas, dejándolas caer. También Urbanismo exige el mantenimiento a los propietarios y dicen que si lo incumplen les expropian o les hacen vender, pero esto no lo cumplen. Pero sobre todo declaran edificios en ruina, a solicitud de los propietarios o por reclamaciones de mantenimiento de los vecinos que se vuelven contra ellos. De esta manera, todas las personas son expulsadas automáticamente sin ningún derecho, y las casas derribadas. Sus planes de actuación son para el lavado de cara del barrio, fachadas, contenedores, empedrados… orientados a la revitalización económica de los empresarios dedicados al turismo y a crear la imagen de barrio idílico.

La Junta de Andalucía por su parte, a través de la Oficina de Rehabilitación, ofrece ayudas económicas a aquellos propietarios que puedan aportar una parte del coste de la rehabilitación (el Ayuntamiento y la Junta proporcionan entre un 60% y un 95% a fondo perdido del coste de la rehabilitación). Quienes acaban aportando ese dinero son aquellos que creen poder sacar un mayor beneficio de la operación; mientras, las familias que no pueden asumir esa parte de los gastos se ven obligados a vender su casa por no poder mantenerla y a abandonar el barrio. Así inmobiliarias y grandes propietarios, cuyas intenciones nunca pasan por conservar a la población, se ven beneficiados por esas millonarias subvenciones sólo a cambio de mantener contratos de alquiler a precio protegido durante un máximo de 10 años. Después tienen la posibilidad de hacer lo que les plazca con un edifico totalmente reformado con dinero público.

Esto ha provocado en los últimos 15 años la expulsión de la mayoría de los vecinos mayores y con menos recursos. Algunos de los casos más sonados y escandalosos han sido el intento de expulsión de los vecinos de la Casa Cuna (Elvira 87-89) o la expulsión de los vecinos del número 10 de la Cuesta Marañas; ambos provocados por grandes propietarios buscando financiación pública para sus negocietes.

Da la casualidad que donde más han intervenido las administraciones, el Bajo Albayzín, es precisamente el lugar que conserva menos vecinos del barrio.

Las consecuencias de estas políticas están siendo las siguientes:
- Expulsión directa de inquilinos por la declaración municipal de ruina de edificios, muchos sin ni siquiera visitarlos; en algunos casos se ha quedado en un intento gracias a la reacción de los vecinos (Casa Cuna, Casa del Aire, Bábole, Carnero…). Indirectamente se expulsa a los vecinos con menos recursos que no pueden pagar la subida de los alquileres.
- La sustitución de casas vecinales por albergues, hostales y hoteles para turistas o por apartamentos de lujo.
- La sustitución de comercios de barrio por tiendas para turistas haciendo más difícil la vida en el barrio.
- El uso de grandes cantidades de dinero público en la financiación de proyectos especulativos privados a través de los diferentes planes de las administraciones.

La complicidad entre propietarios y administraciones no se queda aquí: recalificación de suelos –como en el Cerro de San Miguel-, concesión irregular de licencias para obras, venta de Patrimonio público, favorecer el uso del vehículo (aparcamientos subterráneos de pago, ampliación de la calzada de san Juan de los Reyes, conexión del Sacromonte por el Camino de Beas con el Fargue...), etc.

No es nada nuevo que la relación de las administraciones públicas con grupos de poder (políticos, empresarios…) convierta cada intervención en una oportunidad para beneficiarse de una u otra manera. En este juego de intereses las personas humildes se convierten en pequeños obstáculos en su camino.

DENUNCIAMOS PÚBLICAMENTE LA RELACIÓN DE LAS ADMINISTRACIONES CON LA EXPULSIÓN DE LOS VECINOS Y VECINAS DEL ALBAYZÍN Y CON LA ESPECULACIÓN EN ESTE BARRIO.



LA CASA DEL AIRE: EL ACOSO INMOBILIARIO Y LA COMPLICIDAD DE LAS ADMINISTRACIONES


La Casa del Aire se ha convertido en una “patata caliente” que se van pasando de unas inmobiliarias a otras, bajo la impunidad y las facilidades que las propias administraciones generan.

Los propietarios, Edivara-Varasol, se niegan a realizar las obras de mantenimiento y rehabilitación que el edifico necesita esperando a que sus ocupantes se cansen y lo abandonen por su propio pie, así el negocio de la rehabilitación será redondo.

La vecindad tras seguir las vías que ofertaba el Ayuntamiento para conseguir la expropiación del edificio por falta de mantenimiento y acabar con este juego especulativo, se encuentra con la excusa de que como los vecinos han hecho arreglos en el edificio, el Ayuntamiento no “puede” declarar que exista falta de mantenimiento y por tanto no puede expropiar; esta visión se contradice con la que aportan otros técnicos de la misma entidad (ITE)-. A su vez, cuando se llama a las puertas de la Oficina de Rehabilitación del Bajo Albaicín, la vecindad de la Casa del Aire se encuentra con la negativa de la Junta de Andalucía a intervenir.

MORALEJA:
...
A pesar de tanta palabrería de las instituciones sobre el barrio y la rehabilitación parece que para poder pedir la expropiación de un inmueble por falta de mantenimiento tienes que dejar que se te caiga literalmente la casa encima. Si no lo haces, no puedes evitar legalmente que se continúe con el acoso inmobiliario.

Por todo esto, tras agotar los trámites administrativos disponibles para evitar el continuo destrozo de la casa y del Albayzín, nos vemos en la obligación de denunciar públicamente el desprecio que tiene el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía por este barrio y sus gentes.


¡¡NO A LA DESTRUCCIÓN DEL BARRIO ALBAYZÍN Y SUS VECINAS Y VECINOS!!




Vecinos y vecinas de la Casa del Aire
Asociación por la defensa de la Casa del Aire y del Albayzin.

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